La transculturalidad en la educación


La transculturalidad en la educación

Esta noción de cultura como “constructo”  nos remite a esa reelaboración de la práctica simbólica como parte de la dialéctica de las relaciones entabladas al interior del grupo social. (Thompson, 1998)

Cada vez más la cultura se parece a un paradigma de conocimiento en que se intercambian nuevos enfoques que explican una serie de procesos que antes atañían a distintos horizontes conceptuales, pero en donde la cultura surge con vigor como demarcación epistemológica y centra el debate académico a nivel internacional. Todo ello nos lleva a pensar en la dimensión que este concepto ha adquirido en los últimos años y la extensión de sus alcances cuando hasta hace poco tiempo el concepto se relegaba exclusivamente al campo específico antropológico.

Al entrar la cultura en los análisis de problemáticas contemporáneas, el concepto tiene que adoptarse no para demandar explicaciones con carácter universal sino como un constructo reelaborado constantemente por los actores involucrados en tanto sujetos partícipes de su propia dinámica social. La cultura aquí es concebida como una elaboración conjunta, grupal y comunitaria, que no podemos percibirla como un todo ni como algo ya dado, con carácter esencial para los miembros del grupo. La orientación analítica de la cultura, como una construcción permanente y cotidiana, es ahora una exigencia epistémica porque el entendimiento de la realidad no puede reconocerse como una totalidad sino como persistente dialéctica entre los integrantes de la sociedad de frente a los factores externos que acometen sistemáticamente con la cotidianidad.

Esta noción de cultura como constructo nos remite a esa reelaboración de la práctica simbólica como parte de la dialéctica de las relaciones entabladas al interior del grupo social. De ello se nutre Thompson (1998) para proponer un concepto "estructural" de la cultura, como una noción de carácter simbólico fijada y situada en particulares contextos sociales:

Es una concepción de la cultura que enfatiza tanto el carácter simbólico de los fenómenos culturales como el hecho de que tales fenómenos se inserten siempre en contextos sociales estructurados [...] (La cultura) se puede considerar como el estudio de la constitución significativa y la contextualización social de las formas simbólicas [...] El análisis de los fenómenos culturales implica elucidar estos contextos y procesos estructurados socialmente, así como interpretar las formas simbólicas [...] Implica interpretar las formas simbólicas por medio del análisis de contextos y procesos estructurados (Thompson, 1998: 203).

Se intenta así superar la visión de cultura de Geertz, quien la plantea como un proceso esencialmente simbólico sin tomar en cuenta su presencia en situaciones determinadas dialécticamente por los propios actores/actoras en dichos procesos y circunstancias sociales:

Indudablemente la reformulación de Clifford Geertz ha marcado un giro importante en la literatura antropológica sobre la cultura. Pero sus críticos se han percatado de inmediato de que esta formulación no toma suficientemente en cuenta los fenómenos de poder y del conflicto que invariablemente sirven de contexto a la cultura.

Los hechos culturales son ciertamente constructos simbólicos —dicen estos críticos—; pero también son manifestaciones de las relaciones de poder y se hallan inmersos en el conflicto social. Más aún, la cultura funciona como máscara de la dominación (Giménez, 1994: 41).

Los medios de comunicación y la transculturalidad

Tan sólo en los últimos tiempos han aparecido nuevos rumbos para la evaluación de los mensajes de radiodifusión. Todo examen de sus efectos culturales generales y a largo plazo adolece de la falta de datos sólidos que permitan confirmarlo. La realidad constituye el elemento básico de la primera sección. Se ha asignado gran importancia a las posibilidades que ofrecen los medios de comunicación. Las organizaciones comerciales de radiodifusión, que están en constante expansión, parecen haber tenido hasta la fecha más confianza en esas posibilidades de lo que podían sugerir las investigaciones científicas realizadas al respecto. Tras la Unesco y otras organizaciones interesadas examinan los principios, los peligros y las ventajas de la transmisión transcultural, la transmisión transcultural comercial se ha hecho ya con la situación. Dentro de cada país y cada cultura, no se comprenden todavía plenamente las características y los efectos de la comunicación social; en materia de transmisión transcultural, hay una falta increíble de investigaciones. Los efectos de la comunicación social en una cultura dada son muy complejos. Pero, cuando se prepara un mensaje en un contexto y se capta en otro muy diferente, los problemas resultan mucho más complejos todavía.

Entre los más de 40 países asiáticos que cuentan con servicios radiofónicos, hay hasta 25 que transmiten en onda corta. Como es lógico, no son solamente los países muy desarrollados quienes atribuyen una tan gran importancia a las emisiones para el extranjero, incluso cuando ello va en detrimento de sus propios servicios nacionales.

La televisión ha surgido primordialmente como medio comercial.. . Teóricamente, debería haberse ajustado a la pauta establecida de la radiofusión (es decir, un monopolio estatal sin conexiones comerciales, salvo en los Estados Unidos de América y en un número pequeño de otros países); es muy significativo que no haya ocurrido esto.

El hecho de que las redes de televisión estén a menudo en manos privadas es un factor capital cuando se trata de evaluar la índole y los efectos de la televisión transcultural. Aunque tampoco disponernos a este respecto de un número suficiente de estudios empíricos sobre los efectos, existen ciertas obras relativas a los efectos culturales supuestos de esta comercialización global de las redes de televisión en los países destinatarios. Hay un tipo de estudios que intenta relacionar la televisión con la expansión general de la economía de mercado. La antigua teoría positiva según la cual los medios de comunicación social estimulan el desarrollo nacional ha cedido el paso a la decepción en los países en desarrollo.

La televisión mundial ha estado tan dominada por los principios comerciales y lucrativos que se han descuidado sus características sociales y políticas. Ciertos autores consideran la televisión mundial meramente como un me- dio comercial que no tiene implicaciones políticas o ideológicas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

Contreras, James. (1977),  La transmisión transcultural,  Paris, Francia. Unesco, pp. 8-13.

Thompson, John B. (1998), Ideología y cultura moderna. Teoría Crítica social en la era de la comunicación de masas, México: Universidad Autónoma Metropolitana.

 Giménez, Gilberto. (1994), "Comunidades primordiales y modernización en México", en Gilberto Giménez y Ricardo Pozas, Modernización e identidades sociales, México: Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 151–183.   

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